BUENOS AIRES – En un evento que combinó ciencia y gastronomía, se presentaron los productos de Eat Freedom, la start-up italiana que diseña y produce comidas especiales para la tripulación de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Estos platos son un producto único, que no sólo tiene en cuenta todas las necesidades nutricionales de los astronautas, sino que también considera la necesidad psicológica de poder disfrutar de una buena comida, que les dé satisfacción y ganas de comer, incluso en situaciones de gran estrés como las que se enfrentan en las misiones espaciales.
El evento fue organizado por el Ministerio del Exterior italiano, con motivo del Día Nacional del Espacio -que se celebra el 16 de diciembre- y fue llevado a cabo en las oficinas de Telespazio Argentina, que prestó la bellísima terraza del edificio para albergar la degustación de las “viandas” espaciales.
Telespazio es una empresa europea que proporciona servicios de tecnología y recursos humanos para defensa y exploración espacial a diversas organizaciones. En Argentina gestiona el personal de la Agencia Espacial Europea (ESA) que opera en la estación terrestre de Malargüe (Mendoza) para misiones al Espacio profundo.
La experiencia fue presentada por el director ejecutivo y técnico de la Comisión Nacional Argentina de Actividades Espaciales (CONAE) Raúl KuIlichevsky, quien recordó a los presentes los importantes proyectos y colaboraciones entre Italia y Argentina, como el Sistema Italo-Argentino para la Gestión de Emergencias (SIASGE).
SIASGE es una constelación de satélites con diferentes tecnologías que, combinadas, permiten examinar la Tierra desde el Espacio en cualquier condición climática, atravesando nubes y humo, y permitiéndonos también percibir características del subsuelo. Se trata de un proyecto internacional único en su tipo, fundamental para hacer frente a los desastres climáticos y recopilar datos para la agricultura.
De izquierda a derecha: Daniel Salamone, Raúl Kulichevsky, Stefano Polato, Fabrizio Lucentini, Sara Rocci Denis y Nicolás de Gracia.
Estuvieron presentes el embajador de Italia, Fabrizio Lucentini, el country manager de Telespazio, Nicolás de Gracia, el presidente del CONICET, Daniel Salamone, junto a otras importantes personalidades del mundo científico y gastronómico, como la directora del Planetario de Buenos Aires, Estefanía Coluccio y el crítico gastronómico Pietro Sorba.
La palabra pasó luego a Sara Rocci Denis, fundadora y directora general de Eat Freedom, quien ilustró las características y beneficios de los productos que elaboran, los orígenes de la empresa, así como los cuatro pilares fundamentales en los que se basa el proyecto: sabor, salud, ciencia y sostenibilidad.
La empresa, que Rocci Denis dirige junto con el chef Stefano Polato, nació como proveedor de alimentos para el montañismo, una actividad que Sara practica desde hace muchos años y que le ha permitido comprender cuáles son las necesidades del alma y del cuerpo. en un ambiente hostil y en aislamiento.
“En la cima, aunque necesites comer, el estrés no te permite ingerir alimentos si no son saborosos”, explica.
El deterioro físico y mental que se sufre en la alta montaña es similar al que se encuentra en el espacio, por lo que la astronauta italiana de la ESA Samantha Cristoforetti los convocó para crear los platos especiales que la acompañarían en la misión Minerva a la EEI.
“Las transformaciones del cuerpo a gran altura son similares a las que se producen en microgravedad: los líquidos tienden a subir hacia la cabeza y el cuerpo envejece rápidamente”, describe Sara, subrayando la importancia de una correcta nutrición en esas condiciones.
El sistema utilizado para planificar las comidas es el del “plato único”, que en una única ración agrupa diferentes nutrientes en proporciones que siguen a grandes rasgos el patrón de la dieta mediterránea, pero con algunas modificaciones: predominio de verduras (crudas y cocidas), un equilibrio entre cereales (principalmente sin refinar) y diferentes proteínas, una pequeña dosis de fruta (que aporta vitaminas pero también azúcares), minimizando la presencia de grasas.
Stefano Polato explica cómo se crean recetas para el espacio.
Stefano Polato mostró cómo se preparan las comidas que los astronautas consumen a diario en la Estación Espacial Internacional, utilizando técnicas de cocina que mantienen intactas las propiedades beneficiosas de los ingredientes. Estas indicaciones también son aplicables a la cocina doméstica, para una alimentación más saludable.
Es mejor consumir frutas y verduras crudas, incluso el brócoli y la coliflor, porque muchas sustancias, como la vitamina C, son sensibles a la temperatura. Lo mejor es cocinar al vapor para evitar la pérdida de nutrientes en el agua, evitar la formación de subproductos nocivos y reducir el uso de grasas. Es preferible condimentar con aceite de oliva extra virgen después de la cocción y marinar las carnes con cítricos, si se van a asar, para evitar la formación de sustancias nocivas para la salud.
“Los estudios sobre el metabolismo de los astronautas y las investigaciones científicas realizadas para las misiones al espacio profundo tienen un impacto positivo en nuestra vida diaria en la Tierra”, explicó Sara, que subrayó que la exploración espacial es una gran matriz de tecnología para muchos usos diferentes.
El aspecto sostenible del proyecto está vinculado a la elección de productos y proveedores. Por ejemplo, el atún que utilizan es un pez con un ciclo de vida rápido, cuya pesca tiene un bajo impacto ambiental. Además, es capturado fuera del período reproductivo. Incluso las verduras son de cultivo ecológico, respetando la naturaleza.
Stefano y Sara hidratan los preparados liofilizados para degustarlos.
Al finalizar la demostración, los participantes pudieron degustar el menú que Eat Freedom envió a la misión espacial Minerva, compuesto por dos platos principales: arroz con camarones y espárragos, cuscús vegano con verduras y tofu y, de postre, un porridge con chispas de chocolate y frutos rojos, que los astronautas consumen en el desayuno.
Los preparativos fueron maridados con una selección de vinos de la bodega Techo de Piedra, un placer para nosotros los terrícolas, pero negado a la tripulación de la EEI.
Todos los platos son liofilizados y envasados en sobres cerrados, para luego ser rehidratados en el momento de su consumo. En el espacio, el agua se añade con un sistema especial, mientras que en la Tierra simplemente se añade la cantidad adecuada de líquido y se mezcla. En sólo diez minutos, la misteriosa mezcla se transformará en un plato sabroso, ligero pero rico en nutrientes, vitaminas y minerales.