BUENOS AIRES – Una película sobre las mujeres y los varones que, después del golpe de Estado de 1976 en Argentina, lograron salir del país -donde de otro modo probablemente habrían sido asesinados- y llegaron a Roma.

Se llama Resistenza y es resultado de ocho años de trabajo de Mónica Simoncini y Omar Neri (Mascaró Cine), con la colaboración de Adriana Bernardotti, que se encargó de la investigación histórica y en la película constituye una especie de hilo que une las diferentes historias hasta el punto de crear una red de recuerdos, testimonios y acontecimientos vividos.

Muchos de ellos deben su vida al cónsul Enrico Calamai, que por aquel entonces tenía tan solo treinta años e intentaba salvar al mayor número de personas posible, yendo incluso en contra del embajador. Escondía a familias enteras en el consulado o en su casa y mientras tanto imprimía en tiempo récord pasaportes italianos con los que las personas en peligro podían salir de Argentina de manera segura.

Los exiliados argentinos fueron acogidos con mucha hospitalidad por los italianos pero fueron ignorados por el gobierno, que no les concedió el estatus de refugiados políticos.

Durante los primeros años, se las ingeniaron con distintos trabajos ocasionales para poder mantenerse a sí mismos y a sus hijos, que aún eran niños.

Psicólogos que se transformaron en pintores, abogadas en empleadas doméstica por hora, trabajadores que descubrieron el oficio manual y se dedicaron a producir objetos artesanales para vender en la Piazza Navona. El lugar se había convertido en el epicentro de la comunidad argentina que, por un lado, intentaba ayudar a los recién llegados a encontrar casa y trabajo y, por el otro, se organizó para denunciar las torturas, secuestros y desapariciones forzadas de personas que se estaban produciendo en Argentina.

Omar Neri y Mónica Simoncini.

Entre ellos había personajes conocidos, desde el director artístico Fernando Birri hasta el cantante León Gieco, pero también gente corriente, obligada por la tragedia que les había acontecido a salir del anonimato. Como Lita Boitano, madre de Plaza de Mayo, con dos hijos desaparecidos, fallecida hace algunos meses luego de pasar su vida luchando por la justicia.

“La película está dividida en dos partes –afirma el codirector Omar Neri–. La primera se centra en los testimonios del pasado, mientras que la segunda mira hacia el futuro” . Por ejemplo, a un grupo de jóvenes argentinos e italianos que se formó en Roma. Organizan asados ​​y encuentros, forman grupos de murga (género musical popular) y actúan como artistas callejeros para intentar construir otro mundo posible, más solidario y justo, llevando adelante las luchas de sus padres con otros medios y lenguajes.

La película se presentará el 16 de noviembre en el Festival de Derechos Humanos de Nápoles y partirá hacia Roma la semana siguiente. En Argentina está previsto para el próximo año.