WASHINGTON D.C. – La delegación argentina llevó a cabo múltiples reuniones en Washington a lo largo del fin de semana, con el propósito de avanzar en las negociaciones fundamentales con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y concretar un nuevo acuerdo con la entidad financiera.
La presidenta del FMI, Kristalina Georgieva, calificó como “positivo” el encuentro con el presidente argentino Javier Milei, que tuvo lugar el viernes en Washington. La reunión se centró en el plan de estabilización y crecimiento de Argentina, que ya muestra algunos signos alentadores, y en el futuro programa de colaboración con el organismo.
La reunión, que se prolongó por más de una hora, contó con la participación de Milei, quien estuvo acompañado por una delegación de su gobierno, integrada por su hermana Karina, el ministro de Economía Luis Caputo, el embajador en Estados Unidos Gerardo Werthein y el vocero presidencial Manuel Adorni.
El domingo, el ministro Caputo se reunió con Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, una figura clave para el futuro de las negociaciones con el FMI.
El Tesoro estadounidense es el único miembro del directorio del FMI con poder de veto, ya que posee el 16% de los votos. Por eso, el respaldo de Bessent resulta esencial para avanzar en un nuevo programa que implique financiamiento superior a la cuota de participación de Argentina en el Fondo.
Además, el gobierno argentino busca que la Casa Blanca patrocine el acuerdo técnico dentro del directorio del FMI, con el objetivo de sumar el respaldo de otros miembros, ya que este tipo de decisiones requiere el 85% de aprobación del consejo.
En los próximos días, las negociaciones con el FMI seguirán su curso cuando el ministro Caputo vuelva a reunirse con Georgieva en Johannesburgo, Sudáfrica, nación que actualmente ocupa la presidencia del organismo. Allí, participará en un encuentro junto a otros ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales de los países miembros.
Otro evento clave será entre el 24 y el 27 de abril, durante la Reunión de Primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington. En esa ocasión, el FMI podría anunciar el cierre de un nuevo acuerdo con Argentina.
Sin embargo, pese a los esfuerzos del gobierno argentino por cumplir con los objetivos económicos exigidos por el FMI, la situación de las reservas del Banco Central sigue siendo crítica.

De izquierda a derecha: Adorni, Karina y Javier Milei, Georgieva, Caputo, Werthein y otros negociadores. (Foto: Casa Rosada)
A pesar de que el gobierno está implementando medidas para equilibrar las cuentas fiscales y la inflación muestra señales de desaceleración en algunos sectores, el país sigue en recesión y tiene dificultades para acumular suficientes reservas en dólares, lo que representa una amenaza constante para el cumplimiento de los pagos de la deuda.
El gobierno ha intentado varias estrategias, como la regularización de capitales, la implementación de un tipo de cambio diferencial para importaciones y la realización de operaciones financieras como los acuerdos REPO con bancos extranjeros. Sin embargo, no ha logrado reunir los 15.000 millones de dólares necesarios para eliminar completamente el control cambiario (el llamado “cepo”) y liberar el mercado de divisas.
Por un lado, el gobierno argentino necesita mayor financiamiento del FMI para garantizar la estabilidad cambiaria y continuar con su plan de reestructuración del Estado y las reformas proyectadas. Por otro lado, el FMI insiste en que Argentina elimine las restricciones cambiarias y permita una mayor flexibilidad en el tipo de cambio antes de otorgar nuevos desembolsos.
“Para facilitar el regreso al acceso a los mercados financieros, será necesario implementar una estrategia creíble que elimine los controles cambiarios y otorgue mayor flexibilidad al tipo de cambio”, señalaron los técnicos del FMI en su último informe publicado en enero.
El gobierno argentino enfrenta así una difícil encrucijada: desmantelar los controles cambiarios y permitir una devaluación del peso, lo que podría comprometer su estrategia y su promesa de reducir la inflación, o mantener la estabilidad cambiaria y seguir lidiando con la escasez de reservas. En un año electoral -en octubre de 2025 se renueva parte del Congreso-, una devaluación podría ser una jugada políticamente riesgosa.
Mientras tanto, el gobierno busca consolidar su posición en las negociaciones con el FMI, apuntando a una relación más fluida con la conducción política del organismo y con la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, que desempeña un papel clave en las decisiones del Fondo.