BUENOS AIRES – Se define como un ministro sui generis y lo subraya en cada reunión con la comunidad italiana en Buenos Aires.

Gennaro Sangiuliano, responsable de la cartera de cultura del gobierno de Giorgia Meloni, en realidad proviene más del mundo de la comunicación que de la política clásica. Dirige un ministerio con un presupuesto de cuatro mil millones de euros al año.

Napolitano, con estudios de Derecho culminados con un doctorado en la Universidad Federico II de su ciudad, tiene sobre sus hombros una larga carrera como periodista, que comenzó en un pequeño diario vespertino de Nápoles. Luego vinieron los trabajos importantes: la dirección del Tg2, la vicedirección del diario Libero y del Tg 1.

También es autor de ensayos y biografías de personalidades que van desde Prezzolini hasta Putin y desde Trump hasta el presidente chino Xi Jinping.

En su misión a Buenos Aires, con motivo de la escala del barco Amerigo Vespucci en la ciudad, se reunió en varias ocasiones con la comunidad italiana. Inauguró, como invitado de honor, la nueva temporada de Cenas de los Lunes en el Círculo Italiano de Buenos Aires.

“Ustedes son italianos y conocen sus raíces”, comenzó ante un público compuesto principalmente por empresarios. Raíces que él mismo comparte: su abuelo materno, nacido en Agnone (Isernia) emigró a Argentina junto a tres de sus diez hermanos.

En definitiva, Argentina como parte de la variedad de la cultura italiana. "Después de todo –subrayó– en los últimos cincuenta años los italianos también cambiaron de lugar de residencia dentro de Italia. En las grandes ciudades como Turín, Milán, Roma, pero también en las ciudades pequeñas, hay personas nacidas en todas partes del país". Y muchas veces también en el extranjero.

Sangiuliano anunció luego el objetivo de su misión, en línea con el programa del gobierno: fortalecer y hacer continuas las relaciones entre Italia y Argentina, involucrar a los jóvenes en la participación en una ciudadanía activa.

Habló de su cargo de ministro de cultura como el más lindo del mundo (y también de gran responsabilidad) porque lo lleva a descubrir cada día el patrimonio artístico italiano, forjado en capas sucesivas por pueblos que han dejado, cada uno, su propio rastro. Sabinos, etruscos, romanos, lombardos, árabes, normandos, suevos, aragoneses y angevinos influyeron en el paisaje, el urbanismo, el arte, la lengua y la cocina.

Esta diversidad también se expresa en la forma que adoptan las asociaciones italianas en Argentina, que tienen una fuerte impronta regional.

“Esta variedad es la gran riqueza de Italia –afirma–. "Haber estado divididos políticamente durante tantos siglos, a diferencia de Francia y España, por ejemplo, nos debilitó desde el punto de vista político pero nos ha regalado este patrimonio y tanta variedad cultural".

El objetivo del ministro es duplicar el espacio expositivo de museos como la Accademia di Brera, el Museo Arqueológico de Nápoles y la Galería Uffizi de Florencia.

“Actualmente, de las cinco millones de obras conservadas en las bóvedas de los museos, sólo 480 mil son visibles al público”, explicó, y luego ilustró el ambicioso proyecto de crear nuevos museos, como un museo de la lengua en Florencia o un museo de arte digital en Milán.

También anunció que el PNRR (el plan de inversiones para la recuperación económica después del Covid) destinó, desde su implementación, 300 millones de euros para la digitalización de bibliotecas.

“También podemos intentar incluir libros de italianos que hayan contado su experiencia de vida en Argentina o las bibliotecas personales de intelectuales ítalo-argentinos como Rodolfo Mondolfo y Gherardo Marone”, donadas a la sociedad Dante Alighieri.

El ministro también afirmó que quiere traer cada año al país una gran orquesta italiana, desde el Maggio Fiorentino hasta la Scala de Milán.

“También es fundamental, para una ciudadanía activa, potenciar el papel de las mujeres ítalo-argentinas en el asociacionismo –afirma–. Han demostrado ser precisas, cultas y activas". Ahora es necesario que puedan expresar estas habilidades en roles directivos.

Durante su visita a Buenos Aires, Gennaro Sangiuliano quiso conocer a los jóvenes del colegio italiano Cristoforo Colombo . Comenzó contándoles que era un gran hincha del Napoli y de Maradona, a quien conoció cuando aún era un joven periodista.

“Cuando sabía que tenía que venir en avión –dice– me subía a mi scooter y corría al aeropuerto para esperarlo en la puerta. Así podía hacerle algunas preguntas. Él me reconocía inmediatamente y me hacía chistes".

Incluso ante los estudiantes subrayó la importancia de defender la diversidad cultural. “Cuando era joven y viajaba, en cada lugar compraba un objeto que no habría encontrado en otro lugar –dice– . Ahora ya no es posible, hay mucha uniformidad".

La valorización de la diversidad es el tema recurrente de su programa.

“Me han acusado de querer sustituir la hegemonía de la izquierda sobre la cultura por la de la derecha –afirma–. No es así. Quiero una cultura libre, donde todos puedan expresarse, incluso contra la corriente. Por eso estoy en contra de la cultura de la cancelación. Debemos salvaguardar el pensamiento disidente. Y el día de mañana podremos darnos cuenta de que aquellos que iban contra la corriente tenían razón".