LANÚS (BUENOS AIRES) – “Estamos cansadísimos, todavía tenemos que recuperarnos, pero valió la pena”. Con estas palabras, Gerardo Pinto, presidente de la Sociedad Mutual Pescopaganesa de Lanús (en el sur bonaerense), relata -casi una semana después- el suceso del domingo 12 de mayo.
Una gran fiesta dedicada a San Francesco di Paola, patrono de Pescopagano, el pequeño pueblo de la provincia de Potenza de donde procedían los fundadores de la asociación. Al llegar a Argentina, todos se radicaron en Lanús, como resultado de la "cadena migratoria” (la tendencia de los inmigrantes a ir a vivir donde ya están presentes familiares o personas del pueblo, confiando en ayuda para encontrar alojamiento y trabajo).
Este año la fiesta patronal se organizó con más atención que de costumbre, ya que fue filmada para la producción de un documental que contribuirá al proyecto BasílicatË, dedicado a las comunidades de la diáspora lucana en el mundo y a sus multifacética y estratificada identidad.
“A pesar del mal tiempo y de la lluvia, la participación fue alta –afirma–. Socios, vecinos del barrio, representantes de las instituciones de la ciudad... Lamentablemente la procesión fue cancelada, pero la banda musical entró en la sede para tocar, ya que no pudo hacerlo al aire libre. Y la exhibición de tango y ballet clásico fue curada por nuestros profesores que organizan los cursos in situ”.
Gerardo Pinto se muestra feliz, luego de una vida dedicada a “su” asociación y a aquellos valores de solidaridad, defensa de derechos y asistencia en los que trabajaron los socios fundadores.
“La Pescopaganesa nació en 1909 –dice–. Somos la asociación más antigua de Lanús y la más antigua de toda la Argentina entre las creadas por inmigrantes provenientes de un solo municipio”.
En 1935 la Sociedad obtuvo la personalidad jurídica, pero recién en 1955 el Estado argentino reconoció las mutuales en su forma estatutaria.
“Hasta ese momento –explica Pinto– el Estatuto y toda la gestión de los libros societarios se basaban en el modelo italiano de sociedades de mutuos socorros, a falta de una forma similar de asociación en Argentina”.
El presidente recuerda el espíritu pionero de aquellos primeros socios y todo el recorrido recorrido en más de un siglo de historia, hasta ver hoy su propia fiesta patronal elegida para representar a los lucanos de Argentina en el proyecto de la Basilicata.
“La fiesta se celebra desde 1966 –añade Pinto– pero recién en 1985 inauguramos la capilla de San Francesco di Paola. Él fue un santo migrante, un peregrino que atravesó España y Francia antes de llegar a Italia, donde hizo escala en Pescopagano protegiéndola de una invasión enemiga.
En la actualidad la asociación organiza actividades gratuitas (ciclos de cine y coro), almuerzos y cenas con motivo de fiestas y aniversarios, cursos de italiano, tango y danza clásica, yoga y zumba.
“Y por la mañana, de 9 a 12 –agrega Pinto–, ofrecemos orientación sobre trámites de ciudadanía y pensiones o jubilaciones o actuamos como intermediarios en caso de dificultades de comunicación con el municipio de Lanús”.
Sin olvidar el programa radial Pescopagano en Lanús, que se emite todos los viernes de 17 a 19,por Radio Cadena AM 1470.
El secreto para mantener juntas actividades tan diferentes es el espíritu de equipo. “Somos ocho solo en el programa de radio y entre 20 y 30 personas de distintas edades rotan en torno a los proyectos de la asociación”, afirma el presidente.
En los próximos meses habrá más acontecimientos importantes. Del 1 al 14 de agosto se realizará en Pescopagano el primer encuentro de “Pescopaganeses en el mundo”, en el que participará una delegación de 15 personas de Lanús.
“Para todos nosotros es turismo de raíces –afirma Pinto, cuyo abuelo paterno vino de Pescopagano con su esposa y su hijo mayor de cuatro años–. Mi padre y mi otro tío nacieron aquí, en Lanús. Mi madre era de la provincia de Avellino, de un pueblo muy cercano a Pescopagano, aunque situado en la región de Campania”.
La etapa argentina de la exposición vinculada al proyecto BasílicatË será inaugurada el 25 de agosto en el Museo de la Inmigración de Buenos Aires.
Mientras tanto, en la sede de la asociación todo está alborotado. “En el primer piso estamos construyendo una pequeña casa de huéspedes con doce camas para poder recibir en el futuro a huéspedes que vengan de intercambios o cursos”.
Hoy los afiliados a la mutua son 640, los habitantes de Pescopagano son poco más de 2.000. “¡A veces hay casi más pescopaganos en Lanús que en Basilicata!”, bromea Pinto.