BUENOS AIRES - Hay historias que se mueven como olas entre ambos lados del Atlántico.
Una de ellas es Stéfano de Armando Discépolo, una obra de 1928 que es un clásico del teatro argentino y pertenece al género, inaugurado por el propio autor, del grotesco criollo.
Stéfano fue puesta en escena -por primera vez en Italia- por el Teatro Stabile d'Abruzzo, en el marco de un proyecto que se desarrolló desde 2014 en Argentina, Uruguay y Paraguay, en el que participaron el director Stefano Angelucci Marino y la actriz Rossella Gesini.
Los dos artistas entraron en contacto directo con descendientes de italianos de primera, segunda, tercera y cuarta generación para recopilar historias y recuerdos. Y ahora sintieron la necesidad de abordar la dramaturgia argentina de origen italiano.
Estos días están de regreso en Argentina, para devolver lo que aprendieron de la manera que mejor saben: subirse al escenario y actuar.
Estuvieron el 2 y 3 de diciembre en Buenos Aires, en el Teatro Andamio 90, estarán el 5 y 6 de diciembre en Mar del Plata (Sala Arturo Jauretche) y el 8 y 9 de diciembre en Rosario (Teatro Empleados de comercio.
Stéfano, que en griego significa "coronado" (un oxímoron respecto al destino del protagonista), es la historia de un inmigrante napolitano que llega a Buenos Aires en busca de una fortuna que no encontró en su tierra natal.
Sueña con escribir una obra musical que le haga millonario, pero fracasa en su intento debido a limitaciones personales que no logra reconocer y las duras condiciones de vida que le quitan el tiempo y la serenidad necesarios para el trabajo artístico.
Se casa con Margherita y tiene tres hijos. Radamés, que toma su nombre del protagonista de Aida de Verdi (en realidad un niño en un cuerpo de gigante, muy alejado de la figura del héroe), Ñeca (la única mujer y la favorita) y Esteban. Este último sueña con ser poeta y, en su fracaso, refleja el fracaso de su padre.
Stéfano, ya viejo y exhausto, es entonces despedido de la orquesta en la que trabajaba, perdiendo también el papel de sostén económico de su familia.
Se trata de un drama colectivo y personal. La búsqueda de un ideal, la vocación frustrada, los conflictos familiares y las decepciones. por un lado. Por el otro, el fracaso de un modelo económico y la desesperación de aquellos inmigrantes que, a pesar de todo, no pudieron “hacer la América”.
Todo esto, en la Buenos Aires de principios del siglo XX, en un mundo en constante evolución y en el que era difícil encontrar un lugar.
El anuncio del espectáculo en la página de Instagram del Comites de Rosario.
Armando Discépolo (1887-1971) era hijo de un napolitano que llegó a ser director de orquesta y de una genovesa. Pero esa es la única similitud con Stéfano. Tenía apenas 23 años cuando vio representada por primera vez una de sus propias obras. Desde entonces, el éxito nunca lo abandonó.
Su hermano Enrique fue un famoso compositor de tango.
En la versión del Teatro Stabile d'Abruzzo actúan Vito Signorile, Tina Tempesta y Paolo Del Peschio (además de Angelucci Marino y Rossella Gesini). Los actores utilizan ocho máscaras antropomorfas (realizadas por BRAT Teatro di Udine) que son un homenaje a los murales y estatuas grotescas del barrio de La Boca.