CIUDAD DE MÉXICO – Un avión de Aeroméxico aterrizó a escasos metros de un Boeing 737 de Delta que ya estaba en plena carrera de despegue en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de Ciudad de México.
El incidente, que podría haber terminado en tragedia, se registró el lunes y fue confirmado por Delta Air Lines, que denunció lo ocurrido ante las autoridades mexicanas y estadounidenses.
El vuelo 590 de Delta, con 144 pasajeros y seis tripulantes a bordo, había comenzado su aceleración por la pista 5R cuando la tripulación advirtió la inminente llegada de otro avión que descendía justo frente a ellos: se trataba del vuelo 1631 de Aeroméxico Connect, un Embraer 190 que acabó aterrizando apenas 60 metros por encima del avión estadounidense. La maniobra quedó registrada por el sitio especializado Flightradar24.
La tripulación de Delta abortó el despegue y regresó a la terminal sin que se produjeran lesiones. El vuelo hacia Atlanta partió con unas tres horas de demora. En un comunicado, la aerolínea destacó la rápida respuesta de sus pilotos y aseguró que colaborará con las investigaciones en curso.
Pero más allá del susto, el episodio llega en un momento especialmente tenso entre México y Estados Unidos en materia de aviación comercial. El departamento de Transporte estadounidense (Dot) acusó recientemente al gobierno mexicano de violar el acuerdo bilateral que rige la actividad aérea entre ambos países y anticipó sanciones contra las aerolíneas mexicanas.
Entre las medidas evaluadas por Washington se encuentra la revocación de la inmunidad antimonopolio que rige para la alianza entre Delta y Aeroméxico, las mismas dos empresas involucradas en el incidente del lunes. También se exigiría a las compañías mexicanas informar con mayor anticipación los horarios de sus operaciones hacia y desde EE.UU., y se limitarían los vuelos chárter.
El detonante del conflicto fue la decisión del gobierno mexicano, en 2022, de obligar a las aerolíneas de carga a trasladar sus operaciones desde el aeropuerto Benito Juárez —al límite de su capacidad— al nuevo aeropuerto Felipe Ángeles (Aifa), ubicado a unos 50 kilómetros de la capital. Según EE.UU., esa medida afectó la competitividad de sus aerolíneas y no fue comunicada ni negociada conforme a los términos del acuerdo bilateral.
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum salió al cruce de las acusaciones. En su habitual conferencia matutina, rechazó que haya fundamentos para imponer sanciones y afirmó que su gobierno no recibió notificación formal por parte de Washington.
“Fue una decisión técnica basada en estudios. El Aicm estaba saturado desde hace años”, explicó. También destacó que la mayoría de las empresas, si bien al principio plantearon objeciones, hoy ya se adaptaron al nuevo esquema operativo.
El aeropuerto Felipe Ángeles fue una de las grandes obras de infraestructura impulsadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, en reemplazo del proyecto de aeropuerto en Texcoco. Si bien su implementación fue resistida inicialmente por parte del sector privado, el gobierno sostiene que está plenamente operativo y ofrece mejores condiciones para el tráfico de carga.
En 2021, la FAA (agencia de Estados Unidos para el aviación civil) había rebajado la calificación de seguridad aérea de México, aunque la restauró en 2023 luego de que se aplicaran mejoras técnicas. Sin embargo, el episodio de esta semana —con dos aviones a segundos de una colisión— vuelve a encender las alertas.