BUENOS AIRES - Mendoza ya no es más la fortaleza del sector vitivinícola argentino, que está conquistando todo el vasto territorio del país hasta las costas del océano Atlántico. Ahora, gracias a la derogación de la antigua ley que impedía la producción vitivinícola en la provincia de Buenos Aires, están surgiendo numerosas nuevas bodegas en otras partes del país.

La etiqueta Castel Conegliano es el proyecto de la familia Chies. Nació en 2021 en Laguna de la Brava, una pequeña localidad costera ubicada entre Chapadmalal, famosa por el surf, y Balcarce, conocida por un dulce típico con el mismo nombre.

En la década del ’50, Vicente Chies y su cuñado Guido Di Giusti emigraron con sus familias desde Conegliano Veneto (Treviso) hacia esta parte de Argentina, donde encontraron trabajo en la industria metalúrgica. Pero al ver la vasta llanura disponible, comenzaron a soñar con plantar sus propias viñas.

Sus descendientes decidieron rendir homenaje a sus abuelos. Crearon un producto similar a lo que solían beber en su familia, que, como en la mejor tradición véneta, siempre había preferido el Prosecco, solo o en el típico Aperol Spritz.

Este año lanzaron dos espumantes con el nombre, italiano, de Prima Prova, justamente porque son sus primeras incursiones en este tipo de producto, en el que utilizan de manera rigurosa uvas de especies italianas.

Melina Chies es la más joven de la familia y se encarga de la comunicación y el desarrollo de la marca. “El mercado de los espumantes es difícil de acceder –explica– pero, en compensación, son bebidas muy versátiles. Son frescas y tienen menos alcohol que el vino, por lo que satisfacen a un público más amplio”.

Una de las dos propuestas de la etiqueta es un extra brut de Glera, con una acidez muy agradable que aporta frescura, a pesar de las notas dulces, un delicado equilibrio y burbujas finas.

La uva Glera es originaria del noreste de Italia, en particular del Veneto, y es la variedad principal utilizada para producir el Prosecco. “Hemos querido de alguna manera traer la tradición del Prosecco aquí a Argentina”, explica Melina.

Este espumante inspirado en el Prosecco fue pensado para preparar el Spritz, considerando el éxito del popular aperitivo italiano en Argentina.

Las raíces de la familia están muy presentes en los productos, pero también en la comunicación de la marca, como lo demuestra el uso del italiano en los mensajes de las redes sociales.

El Glera Prima Prova se elabora con el método Charmat Lungo: esto significa que el mosto se deja macerar seis meses en contacto con las pieles, para luego pasar a la segunda fermentación en tanques de acero inoxidable, lo que conserva y acentúa los aromas.

El otro producto es un nature a dosificación cero de Moscato Giallo, con un color amarillo claro y brillante con reflejos verdes. Fresco, aromático y con un sabor muy equilibrado, recuerda el sabor de los dulces festivos, los frutos confitados del panettone. Este espumante fue pensado especialmente para brindar en Navidad y Año Nuevo.

El Moscato Giallo es una variedad de uva italiana que se expresa con una alta intensidad aromática, tendiendo a los aromas dulces. Una curiosidad: en el pasado se usaba para hacer mezclas (blends) de vino de baja calidad, pero hoy en día ha sido reevaluada por los enólogos, que están experimentando su uso en vinos blancos de alta gama y espumantes.

En el Moscato producido por la bodega Castel Conegliano predominan los aromas de frutas blancas, cítricos, frutas tropicales y flores, enriquecidos por el tiempo de contacto con las lías.

Las notas elegantes que recuerdan los dulces navideños se deben a las levaduras utilizadas para generar las burbujas con el método de “dosificación cero” (sin añadir azúcares al final del proceso de gasificación), lo que equilibra la expresión naturalmente dulce del Moscato.

Los espumantes fueron la aventura de este año, pero la bodega también produce otros tipos de vino, que siempre son bautizados con nombres en italiano, en homenaje a las raíces de la familia.

“Mi favorito es Il Pazzo –cuenta Melina–. Un pinot noir que llamamos con el apodo de mi padre, Juan Carlos (Gianni) Chies, que es el ‘pazzo’ que nos impulsó en esta aventura de producir vino en las costas del Atlántico”.