MUSSOMELI (CALTANISETTA) – La vida de Luciano Verrone está marcada por llegadas y partidas.
Rosarino de nacimiento (1976), italiano de ascendencia (molisan de Capracotta, en la provincia de Isernia, pero con unas gotas de sangre siciliana gracias a su bisabuelo materno), no se limitó a soñar con experiencias en el extranjero: consiguió llevarlas a cabo. Y no fue entusiasmo pasajero ni tampoco ganas de escapar. Lo planificó con claridad y coherencia.
Ortopedista, traumatólogo especialista en cirugía artroscópica, médico deportivo, Luciano se graduó en la Universidad Nacional de Rosario (provincia de Santa Fe).
“También estudié idiomas y por eso asistí a la escuela italiana Dante Alighieri de mi ciudad –explica en un italiano impecable–. En el pasado incluso trabajé en Ucrania, como médico para un equipo de fútbol de la Serie A. Pero mi corazón es italiano".
Ese mismo corazón lo llevó a vivir en Cagliari durante cuatro años para jugar de manera profesional en un equipo de fútbol sala. “Cada ocasión era buena –afirma– para participar en seminarios, cursos y prácticas. La más importante fue en el Istituto Rizzoli de Bolonia”. La Meca de la ortopedia.
El año pasado, se produjo el punto de inflexión: descubrió que existe un convenio entre la Universidad del Rosario y el Municipio de Mussomeli (Caltanisetta), donde los médicos escasean. Habló sobre el asunto con su esposa y sus hijos, dos mellizos de 11 años, un niño y una niña.
Todos lo alentaron. Es más, se entusiasmaron también ellos con la idea de la nueva experiencia. El momento llegó en abril: toda la familia voló a Sicilia.
“Los niños se adaptaron muy bien a la escuela –afirma–. El primer día fueron recibidos con un largo y emotivo aplauso de bienvenida. Entraron en quinto grado cuando el segundo trimestre ya estaba en marcha y encontraron profesores muy atentos". Ahora están por empezar la escuela secundaria.
Su esposa, en cambio, es trabajadora social, pero por ahora no trabaja. Más adelante, cuando estén más adaptados, buscará trabajo.
“En Argentina siempre trabajé en clínicas privadas –dice Verrone–. Acá trabajo en un hospital público, el hospital María Immacolata Longo de Mussomeli. Encontré un ambiente de trabajo muy agradable."
Los días son intensos. “Mussomeli es un pueblo de 15 mil habitantes –explica–. Pero el hospital atiende a una zona de influencia de 70 mil personas". Hay mucho que hacer y las jornadas de trabajo no dejan lugar al aburrimiento.
Luciano Verrone nació en 1976 en Rosario.
"La ciudad está a 900 metros sobre el nivel del mar", afirma. Rompe el estereotipo de que Sicilia es solo mar y playas cálidas. “En abril hacía mucho frío –recuerda con una sonrisa–. Pero ni bien podemos nos vamos a la playa. Está a menos de una hora".
De la cocina siciliana le gusta la ricota en todas sus formas y recetas, especialmente en los cannoli.
“Estamos atravesando un período de gracia, soy consciente de ello –afirma–. Todo es nuevo, todo es apasionante, cada experiencia se convierte en una aventura. Veremos si dentro de un año seguimos pensando así".
De una cosa, sin embargo, está seguro: la suya no es una escapatoria.
“Nadie podrá hacerme decir que me 'escapé' porque Argentina no me dio oportunidades –explica–. Me dio muchísimas. Si estoy acá es gracias al título de médico que obtuve en una universidad pública argentina. Pero quería vivir esta experiencia con mi familia y darles a mis hijos la oportunidad de abrir sus horizontes y aprender sobre el país de sus antepasados".