NEUQUÉN – Una comunidad para unir a los sardos y sus descendientes entre Argentina, Italia y el resto del mundo. De eso se trata Sardegna QR, que nació a partir de la idea de Marianela Fava Signorini -una joven sarda que nació en la ciudad bonaerense de La Plata- y que pudo ser implementada gracias al programa Talent in Sardinia de Crei – ACLI Sardegna, el movimiento obrero cristiano.

El proyecto es un concurso abierto a jóvenes emigrantes o descendientes sardos de entre 18 y 35 años, para aprovechar el suelo fértil de la diáspora y atraer talentos y habilidades a la isla.

“El programa premia iniciativas culturales, turísticas y de promoción socioeconómica –explica Mauro Carta, presidente del ACLI regional–. Los proyectos ganadores serán recompensados ​​con fondos para su desarrollo y una estadía en Cerdeña, para una experiencia de formación y de intercambio de buenas prácticas”.

La edición de 2023 fue ganada por Marianela Fava Signorini, que presentó el proyecto Sardegna QR, una comunidad que funciona como puente para unir a los sardos de la diáspora con su tierra de origen, pero también para dar información y apoyo a quienes emigran hacia el isla.

Las personas que se conectan al sitio reciben un código QR que les permite ingresar a la comunidad a través de una aplicación que pueden descargar en su teléfono móvil, administrada por la propia Marianela.

“Hay información turística, pero también orientada a la búsqueda de trabajo y alojamiento para quienes emigran”, explica Marianela.

Entre las distintas secciones, Matecito es una suerte de “salón” para el encuentro entre sardos y argentinos en un ambiente informal y agradable y para cursos de idiomas gratuitos, a través del propio ACLI de Cerdeña y del Circolo Sardo de Neuquén. “También creamos un acompañamiento terapéutico, porque la migración es un proceso muy exigente también desde el punto de vista psicológico –añade Marianela– incluso cuando se trata de la realización de un proyecto deseado”.

Es algo que Marianela -cuyas raíces sardas se reparten entre Mara (Sassari) y Casteddu, un barrio de Cagliari y que hoy vive en Murcia, España, con su marido- conoce bien

Marianela no es ajena a los traslados migratorios. Y ni siquiera a iniciativas culturales ambiciosas y al mismo tiempo concretas. En 2002, siguió a su familia a Neuquén, donde su padre Oscar fundó el Circolo Sardo de la ciudad y donde lleva a cabo un proyecto de enseñanza de italiano en una escuela pública, con el apoyo de la región de Cerdeña.

“Todo empezó en el 2002, con una idea lanzada durante una reunión en Córdoba”, recuerda Oscar Fava, padre de Marianela y actual presidente del Club Neuquén. Una idea visionaria que luego se convirtió en éxito. “Tanto es así que se ha extendido a otras escuelas de la zona –afirma Oscar, que también es profesor de italiano–. El curso, reservado a los estudiantes de los dos últimos años de la escuela secundaria, es gratuito y se brinda durante el horario escolar”.

No es la única actividad del Círculo, que organiza exposiciones, encuentros, almuerzos basados ​​en la cocina sarda y cuenta con un programa de becas. Recientemente inició una búsqueda de apellidos sardos en la zona, para concienciar a los descendientes de sus orígenes.

“El proyecto Sardegna QR parte de la base y esta es una de las razones por las que fue elegido”, explica Mauro Carta.

“Es cierto –confirma Marianela–. La información se construye en colaboración con las contribuciones de todos y se pone a disposición”.

Tal es así que el ACLI pretende seguir apoyando a la comunidad creada por Marianela. “Porque gestionarlo, moderarlo, enriquecer el sitio con contenidos, inventar nuevas secciones y crear colaboración es un verdadero trabajo –explica–. Requiere tiempo y energía”. Y sería una verdadera lástima que la iniciativa perdiera continuidad.