BUENOS AIRES – “Acá en Vélez hay actividades desde la mañana hasta la noche”, cuenta con orgullo Alejandro Dalotta, responsable de Relaciones Públicas del Club Atlético Vélez Sarsfield.

No por nada el lema del club –“el primero en ser un gran club”– no alude solo al equipo de fútbol, sino a toda la estructura que lo rodea: un centro deportivo y cultural que funciona como referencia para toda la comunidad. En el gran predio que alberga el estadio José Amalfitani y el polideportivo, también hay una escuela, un instituto de formación, cursos de idiomas, actividades artísticas e iniciativas abiertas al barrio.

En la sede se respira alegría, y no solo porque Vélez Sarsfield ganó el martes pasado la Supercopa Argentina. La comunidad que crece alrededor del estadio es su corazón latente.

“El área social es parte fundamental de nuestra misión”, explica Paola González, a cargo del departamento de Cultura del club. Ese compromiso se traduce en talleres, exposiciones, cursos e intercambios con otras instituciones. “Tenemos una comisión histórica muy activa, y uno de sus integrantes está en contacto permanente con el Museo de la Emigración Italiana de Génova. Incluso enviamos materiales para que se exhiban allá”, cuenta.

Las propuestas artísticas tampoco faltan, como un original taller de estenoscopía, una técnica fotográfica artesanal. Las obras de los participantes se exponen en la entrada del estadio y sorprenden a los hinchas cada vez que van a la cancha.

Una de las actividades culturales destacadas es la enseñanza de italiano, que cada año convoca a decenas de personas. Los cursos –para nivel inicial y avanzado– están a cargo de Alberta Bottini, profesora nativa y mamá de dos chicas que juegan al hockey en el club. “El interés es tan grande que tuvimos que abrir nuevos cursos para poder responder a la demanda”, cuenta González.

La herencia italiana de Vélez no es solo un recuerdo del pasado: está viva y presente, visible en detalles y celebraciones. Desde las banderas tricolores colgadas en las paredes del estadio hasta las camisetas especiales del equipo –con la tradicional tercera camiseta en franjas verde, blanca y roja– el homenaje a los fundadores y al recordado presidente José Amalfitani está en todas partes.

No sorprende que el centenario del club se haya celebrado con el orgullo de quienes cuidan una identidad fuerte y compartida, que también se ve en las fotos de la reciente victoria en la Supercopa: el tricolor flamea junto a los colores oficiales, el blanco y el azul.

Vélez también apuesta a la formación y la educación de la juventud. El club tiene un instituto educativo completo, que incluye jardín de infantes, escuela primaria y secundaria, una carrera de Educación Física y un curso anual de periodismo deportivo. Más de 2.500 estudiantes asisten a la institución, que tiene listas de espera extensas. “Estamos en una zona estratégica, cerca de barrios y áreas del conurbano donde la educación pública atraviesa muchas dificultades. Para muchas familias, Vélez representa una oportunidad concreta”, señala Dalotta.

Pero la oferta no se limita a quienes son socios: algunas actividades están abiertas también a no socios, gracias a convenios con escuelas y organizaciones como la DAIA, la federación de asociaciones israelitas argentinas. Un ejemplo es el intercambio cultural con el Museo del Holocausto, al que los socios del club pueden acceder de forma gratuita.

Desde Vélez también nació Cultura AFA, la red cultural de los clubes afiliados a la Asociación del Fútbol Argentino, fundada en el año 2000 por iniciativa de un dirigente del club. En 2025 celebró su 25° aniversario –coincidiendo con el 25 de abril, Día de la Liberación en Italia– justamente en la sede de Vélez.

Las actividades culturales también se entrelazan con el trabajo social. “Colaboramos con el área de ayuda social, con la de inclusión, y participamos en actividades con las escuelas”, destaca Paola. Por ejemplo, durante las vacaciones de verano e invierno el club organiza colonias para chicos y adolescentes, con tarifas accesibles.

Las puertas de Vélez están abiertas a todos: “Incluso quienes tienen solo el abono a los partidos pueden participar en las actividades culturales”, dice Dalotta. La cuota social es accesible –22.000 pesos– y el abono a los partidos cuesta apenas 12.000 pesos. Un club popular, en el sentido más noble de la palabra.

Entre coros polifónicos de clubes deportivos, muestras sobre excombatientes de Malvinas y cursos de lengua de señas, Vélez demuestra día a día lo que significa ser un gran club: no solo un equipo ganador, sino un espacio de encuentro y crecimiento compartido.