Vicenza es una ciudad véneta menos conocida que sus hermanas Venecia, Padua y Verona, pero es igualmente rica en arte, historia y cultura.

Su fisonomía estuvo moldeada por la arquitectura del cinquecento de Andrea Palladio. Y los vicentini, aunque menos numerosos que otras comunidades, están ahí. Pocos pero buenos.

Uno de ellos es Alfredo Musitani, director del Circolo Vicentini de Buenos Aires y secretario del Cava (Comité de asociaciones venecianas en Argentina).

Criado en La Pampa, con sangre veneciana y calabresa mezclada, respiró desde pequeño el espíritu del asociacionismo italiano.

“Mi madre, hija de Alfredo Pivotto de Vicenza, estuvo siempre muy activa en el Club Italiano de nuestra ciudad, Santa Rosa –explica–. En cambio, la rama paterna de la familia participaba de la Asociación Calabria”.  

Alfredo se emociona al recordar a su abuelo -del que lleva su nombre- que abandonó Campiglia (Vicenza). “Era tornero –cuenta–. A los 20 años ya era dueño de su propia pequeña empresa".

Realizó las primeras instalaciones en las centrales eléctricas de Santa Rosa. “Llegó un generador desde Suecia, en barco, desmontado, y logró montarlo sin instrucciones. Un ingeniero de facto”, bromea su nieto, ingeniero, pero ahora comprometido a nivel profesional sobre todo en el sector comercial y financiero.

Su abuelo paterno fue vicepresidente de la Asociación de Calabria y recibió de manera póstuma el título de Cavaliere. “Era muy querido en la comunidad –dice Alfredo–. Cercano a los círculos radicales. Alguien que creía que la política debería ser un servicio al país y no una forma de enriquecerse".

El Circolo Vicentini de Buenos Aires tiene 65 años y es una pequeña asociación. “Organizamos cursos de idiomas y un almuerzo social con motivo de la fiesta patronal de la Virgen de Monte Berico, el 8 de septiembre”, explica Alfredo.

La estatua de la Virgen de Monte Berico.

Además, la asociación promueve algunos eventos de alto valor cultural, como conferencias (presenciales o zoom) sobre temas de "interés de Vicenza": las exploraciones del navegante renacentista Antonio Pigafetta, becas para cursos y maestrías en Italia.

La mayor parte de la inmigración vicentina del siglo XIX se instaló en la provincia de Mendoza, donde crearon importantes bodegas.

“Uno de los promotores de estas actividades fue Antonio Tomba, nacido en Valdagno en 1849”, explica. En el departamento de Godoy Cruz aún existe la Bodega Tomba, fundada por él. Y la ciudad nombró su Club Deportivo en su honor.

“Desde el 2022 estamos en negociaciones con la Municipalidad de Vicenza para crear un hermanamiento con la ciudad de Mendoza o con Godoy Cruz”.

Como secretario del Comité de asociaciones vénetas, Musitani lleva a cabo una gestión que tiene como objetivo atraer a los jóvenes. “Me gusta trabajar con todos, jóvenes y ancianos –subraya–. Y creo que también deberíamos abrirnos a los italianos, del Véneto y de otros lugares, que quieran visitar Argentina para conocerla".