BUENOS AIRES - “Los deportes me apasionan desde que tengo uso de razón”.
Así se presenta Vito De Palma, el “tano calciologo" (“el italiano experto de fútbol”) del canal deportivo ESPN.
Creció viendo a jugadores míticos como Gianni Rivera ("el abatino", el joven cura, como lo apodó el periodista deportivo Gianni Brera), Sandro Mazzola y Omar Sívori y hoy trabaja cubriendo la Serie A italiana para el público argentino.
Es hincha de Boca. Sin embargo, para él el deporte es más que sólo fútbol. "Es uno de los pocos lugares donde todavía se mantiene la posibilidad de llevar adelante valores formadores del carácter, como la lealtad, la generosidad y el coraje", explica.
Por eso, Vito De Palma ama todas las disciplinas, aunque el fútbol tuvo un papel especial en su vida.
“Tengo imágenes, flashes, de cuando tenía cuatro años –recuerda–. Y es extraño, porque nadie en mi familia, ni mis padres y ni mis dos hermanos, era fanático del deporte al punto tal de transmitirme esa pasión".
Vito nació en Bari: su infancia y adolescencia transcurrieron entre Apulia y Roma, donde trabajaba su padre. Dio sus primeros pasos en el periodismo en una pequeña radio parroquial, Radio Palese (llamada así por un lugar cercano a Bari, de donde toma el nombre el aeropuerto).
Pero luego la vida lo llevó a otro lugar. Uno al otro lado del océano.
Se mudó a Argentina en 1983. Allí su padre se había convertido en director de una escuela italiana. A esa altura, Vito se había casado y ya tenía dos hijos (luego llegarían otros dos más).
“En esa época hice todo tipo de trabajos –recuerda–. Incluso durante algún tiempo estudié Farmacia”.
Luego de muchas idas y vueltas entre Italia y Argentina, Vito y su esposa se radicaron en Buenos Aires. Corría el año 1995 y Vito decidió inscribirse en una escuela de periodismo deportivo.
“Ya tenía 36 años –admite–. Me dije 'es ahora o nunca' y me armé de valor".
En las clases se hacía notar. “Yo era el más grande, pero tenía las ideas claras y más determinación que muchos jóvenes”.
Tanto es así que hizo una pasantía en Clarín, luego conoció a Pablo Mamone , jefe de producción para América Latina de ESPN, y comenzó a trabajar en el canal de manera freelance.
Tiempo después, ESPN le ofreció regresar a Italia para ser corresponsal y allí vivió durante algunos años.
“En 2009 mi esposa y yo empezamos a sentir nostalgia por Buenos Aires –admite–. Le pregunté a ESPN si podía trabajar en Argentina, aceptaron y aquí estoy".
Vito De Palma en los estudios de ESPN.
Un epílogo que contiene una declaración de amor por la ciudad, el país y sus habitantes.
“Acá la gente es más abierta –explica–. Podés “hacer sociales” con gente que no conocés, con alguien que está en la mesa de al lado en un restaurante o mientras paseás al perro en la plaza. Empezás a hablar y en poco tiempo lográs crear una conexión profunda".
Una riqueza humana de la que los mismos argentinos no siempre son conscientes. Y que ya no se puede encontrar en Italia.
“Ahora todo se mide por el éxito económico –se lamenta–. El clásico tipo de italiano jovial, quizás un poco vago, pero con un gran corazón, desapareció. Esa clase de italiano, como categoría humana, ya no existe".