MONTEVIDEO - El Frente Amplio vuelve por cuarta vez a la conducción de Uruguay con la asunción del nuevo presidente Yamandù Orsi y su vicepresidenta Carolina Cosse, que tuvo lugar este sábado 1 de marzo.

La ceremonia, en esta ocasión, resulta particularmente simbólica, dado que coincide con el 40º aniversario del fin de la dictadura cívico-militar, que ocurrió el 1 de marzo de 1985 con la investidura del presidente Julio María Sanguinetti, presente este fin de semana en la toma de posesión del nuevo jefe de Estado.

Después de jurar ante el Parlamento, reunido en sesión plenaria en el Palacio Legislativo, Orsi –que antes de dedicarse a la política era profesor de historia– comenzó recordando justamente este aniversario y subrayó que ese día comenzó el “per{iodo más largo de vida democrática del país”.

El nuevo presidente describió a la dictadura como una etapa marcada “por la persecución política y la crueldad humana como método de gobierno y por el saqueo económico como parte central de ese proyecto político” y reafirmó luego la necesidad histórica de buscar libertad, verdad y justicia.

“Llego a la presidencia con firmeza y dedicación”, declaró, expresando su gratitud por las enseñanzas recibidas del exsenador Marcos Carámbula, su antecesor en la conducción de la región de Canelones, y de los presidentes anteriores del Frente Amplio, Tabaré Vázquez y José Mujica, pero también rindiendo homenaje a otros líderes de la reciente historia uruguaya, en particular a Julio María Sanguinetti, Jorge Batlle y al presidente saliente Luis Lacalle Pou.

Orsi luego destacó la “acumulación positiva” del trabajo de todos ellos en los sucesivos gobiernos del país sudamericano. “Podemos disentir sobre los instrumentos para lograr una mayor distribución, pero no ignoraremos las reglas del funcionamiento de la economía que Uruguay mantiene desde la restauración democrática”, añadió, prometiendo no ser “ni titubeante ni indiferente” al enfrentar los problemas del país en los próximos cinco años.

Orsi y Cosse dejaron luego el Palacio Legislativo para dirigirse a la Plaza Independencia para la ceremonia de traspaso de mando, y lo hicieron usando un automóvil eléctrico, acompañados durante todo el trayecto por los festejos y los saludos de los seguidores del Frente Amplio.

El traspaso de la banda presidencial, uno de los momentos más solemnes de la ceremonia, se produjo frente a la estatua de José Gervasio Artigas, considerado uno de los padres de la Patria en Uruguay. Luis Lacalle Pou, presidente saliente, puso fin oficialmente a su mandato entregando públicamente la banda con los colores de la bandera a Yamandù Orsi, en un gesto simbólico que desde 1985 representa el compromiso de mantener la continuidad de las instituciones democráticas.

En la ceremonia estuvieron presentes numerosos líderes y personalidades destacadas de países extranjeros, entre ellos, aquellos con los que el nuevo presidente comparte una mayor afinidad a nivel regional, como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile) y Luis Arce (Bolivia).

El gran ausente en la ceremonia fue el presidente argentino Javier Milei, representante de una orientación política muy diferente a la de Orsi, mientras que participó Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner.

Desde el viejo continente llegaron el presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier, quien tuvo un encuentro privado con el nuevo presidente uruguayo, el rey de España Felipe IV y el ministro de Justicia italiano Carlo Nordio, quien se encontraba en el continente para una serie de reuniones sobre la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo. Su agenda continuó el lunes 3 de marzo en Buenos Aires, donde se reunió con su homólogo argentino Mariano Cúneo Libarona.