BUENOS AIRES – La Asociación Nacional de Alpinos en Argentina celebra el 4 de noviembre, Día de la Unidad Nacional y de las Fuerzas Armadas. La fecha fue elegida porque coincide con la firma, en 1918, del armisticio entre Italia y el Imperio austrohúngaro, que marcó el final de la Primera Guerra Mundial.

Es una jornada que recuerda no solo el fin de un conflicto, sino también un momento decisivo en la consolidación de la unidad nacional, aunque Gabriele D’Annunzio y otros patriotas de la época hablaran de una “victoria mutilada”.

Hoy, una delegación encabezada por Gianfranco Tuzzi (presidente de la sección argentina de la asociación) participa en una ceremonia oficial con la presencia del embajador Fabrizio Lucentini y del cónsul general Carmelo Barbera.

“Las celebraciones ya comenzaron hace algunos días –dice Gerardo Morales, subsecretario de la asociación– con un viaje a Rosario, por invitación del cónsul Marco Bocchi”.

Una presencia muy significativa, a nivel simbólico, en la ciudad que alberga el Monumento a la Bandera argentina, un puente que une aún más los sentimientos patrióticos de la comunidad italiana y la local.

Para la asociación, 2025 fue un año de transición, que vio nacer algunos proyectos importantes que están listos para desarrollarse en 2026.

De izquierda a derecha, los socios Leandro Payes y Paolo Cinarelli en el Consulado de Rosario.

“Queremos organizar una serie de conferencias sobre las dos guerras mundiales, en escuelas secundarias de la zona de Caseros, en el conurbano oeste –explica Morales–. Además, estamos preparando un ciclo de cine también dedicado a las dos guerras”.

Hay mucho material para elegir: desde la obra maestra de Mario Monicelli La gran guerra (con Vittorio Gassman y Alberto Sordi) hasta Don Gnocchi (dedicada al sacerdote creador de una fundación para ayudar a los niños mutilados por los bombardeos), pasando por El violín del capitán Corelli (con Nicholas Cage, sobre la masacre de Cefalonia en 1943), Los girasoles (con Marcello Mastroianni, sobre la retirada de Rusia) y la casi olvidada (pero perfectamente temática) Piccolo Alpino (1940).

“Además, el Círculo Trentino de Buenos Aires está proyectando la creación de un museo, en parte físico y en parte virtual –continúa Morales–. La idea es contribuir con una sección dedicada al cuerpo de los Alpinos”.

No puede faltar una mirada hacia los jóvenes, energía creativa que permite a las asociaciones mantenerse vivas y renovarse. “Ahora que se acerca el verano, queremos organizar fiestas los sábados por la noche, con música y spritz –concluye–. No por nada, como alpinos, de bebidas entendemos”.

El flyer del próximo almuerzo social, con la información sobre el menú, el lugar y la reserva.

Mientras tanto, la asociación espera a socios, familiares y simpatizantes el domingo 16 de noviembre, a las 13, para un Almuerzo Alpino en la sede del Círculo Trentino de Buenos Aires (Almirante Seguí 645). La jornada estará animada por el ballet Radici y música en vivo. El costo es de 30.000 pesos (con un vaso de grappa o vino caliente de cortesía al final). La reserva es obligatoria y se realiza a través de los números indicados en el flyer de arriba.

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