Hay finales que se juegan en la cancha. Y hay otras que se juegan en el alma. La del 29 de noviembre en Lima tuvo a Flamengo levantando su cuarta Libertadores… pero también tuvo otra consagración, una que no figura en las estadísticas, que no aparece en las planillas de prensa y que jamás será olvidada por quienes la vieron en vivo desde un celular. La de Cliver Huamán Sánchez, el chico que viajó 18 horas, esquivó el “no” más duro de su vida y convirtió un cerro limeño en su Cabina 1 de transmisión.
Cliver, o Pol Deportes, como lo conocen en TikTok, tiene apenas 15 años y carga una historia que huele a tierra, trabajo y perseverancia. Nacido en Andahuaylas, criado entre la chacra familiar y una pasión temprana por el periodismo deportivo, heredada de su padre Victoriano, siempre supo que el micrófono era su camino. Lo decía desde los tres años, mezclando fútbol y quechua, su lengua de identidad y orgullo.
El sueño de relatar una final de Copa Libertadores lo empujó a subir a un bus, mochila al hombro, trípode en mano y 18 horas de ilusión. Llegó a Lima decidido: acreditarse, entrar al Monumental y narrar como los grandes. Pero la realidad lo golpeó sin anestesia. Era menor de edad. Acreditación denegada. Puertas cerradas. Sueño, aparentemente, suspendido.
Pero los sueños que duelen son los que más se defienden. Y Cliver no viajó para volver con las manos vacías. Junto a su manager, Kenny, improvisó un plan B tan simple como épico: subir al Cerro Puruchuco, a metros del estadio que concentraba la mirada de todo un continente. Ahí, sobre una cadena rocosa, con una bandera de Pol Deportes flameándole la espalda, montó su estudio al aire libre. El viento como acústica. Lima como cabina. Y miles de corazones conectados.
Cuando la pelota empezó a rodar, la magia se desató. Su transmisión llegó a picos de 4.700 espectadores simultáneos, su video del gol superó los 2 millones de reproducciones, y su “¡gracias, de verdad gracias!” final hizo llorar a más de uno.
Flamengo se quedó con otra Libertadores, pero quien realmente conquistó América fue un adolescente que narró desde lo alto, sin credencial, sin privilegios, pero con una pasión que no entiende de requisitos.
Cliver ya venía generando contenido: análisis, resúmenes, datos, el fútbol peruano contado desde la raíz. Incluso había logrado hacerse un lugarcito cubriendo a Los Chankas, el club de su región, y siendo reconocido por TVPerú por su manejo del quechua como herramienta narrativa. Pero lo del Cerro Puruchuco fue otra cosa. Fue su debut mundial, su aparición definitiva. Tanto así que hasta Bizarrap comentó en su video: “Grande”.
Detrás del viral hay un chico que también reparte almuerzos a personas vulnerables en sus tiempos libres. Un chico que no llegó ni a la puerta del Monumental, pero que sí llegó al corazón de miles. Un chico que sueña con estudiar periodismo, conseguir una beca y relatar - algún día - a la Selección Peruana.
“Cumplimos con la promesa de transmitir el partido de la Libertadores”, escribió. Y esa frase resume todo. No transmitió desde una cabina profesional, transmitió desde la cumbre de su propio sueño. No tuvo micrófonos de lujo, pero sí una voz que aún resuena en Latinoamérica. No tuvo credencial, pero tuvo coraje.
Hoy Pol Deportes supera los 129 mil seguidores y arma una comunidad que lo banca desde Perú hasta Argentina, desde México hasta Chile. Y cada nuevo seguidor lo celebra como si fuera un pase filtrado al corazón del área.
Porque si algo dejó claro Cliver Huamán es que las finales no solo se ganan en el campo. A veces, también se ganan en un cerro, con un celular, un trípode medio torcido, una bandera al viento y un sueño que nunca se dejó caer.