BUENOS AIRES – A los 21 años formó parte de la selección argentina de hándbol y juega en la Liga de Oro (Serie A) con el Club Ferrocarril Mitre.

Virginia Catera conoció esta disciplina cuando estaba en la escuela secundaria. Nacida en Buenos Aires de madre italiana y padre argentino, asistió al colegio italiano Cristoforo Colombo.

“Tenía que elegir un deporte extraescolar entre el atletismo, el voley y el hándbol –recuerda–. Mi profesora Susana me animó a seguir esta última actividad, de la que nunca había oído hablar”.

Fue el comienzo de una pasión. De los torneos escolares, donde ya se la consideraba una prometedora jugadora de balonmano, hubo un paso corto hasta incorporarse a un club federado. Luego la selección Sub 21, con la que Virginia participó en el Mundial de Eslovenia en 2022. Y ahora una carrera que recién comienza pero que ya deslumbra.

Con Susana (derecha) y Mechi, sus primeras entrenadoras.

A Virginia le encanta el deporte. Le gusta la vida en equipo, entrenar, viajar. “Mis compañeras de equipo también son mis mejores amigas, paso la mayor parte del tiempo con ellas”, explica.

Esto no significa que no se haya pagado un precio por los resultados obtenidos durante la adolescencia.

“La escuela exigía mucho compromiso, a menudo tenía que salir temprano para ir a entrenar y las clases perdidas las recuperaba en casa, estudiando sola –dice–. Yo era chica, pero quería hacer de todo. Fue difícil, pero si hacés algo que te hace feliz, aprendés a organizarte".

Virginia siempre pudo contar con el apoyo de su familia. “Ellos estuvieron presentes cuando yo estaba desanimada –afirma–. Debo decir que mis profesores también vinieron a recibirme, con los horarios y fechas de las pruebas, para permitirme asistir y entrenar al mismo tiempo”.

Además de su compromiso deportivo, Virginia estudia Kinesiología. “Cuando era más chica, me lastimaba o tenía dolores, mi fisioterapeuta me sanaba –confiesa–. Para mí era un dios. Me gusta esta profesión en la que trabajas para otros. Cuando ya no esté en el campo de juego, todavía me gustaría seguir a los atletas profesionales".

Virginia Catera en unn momento del juego.

Por ahora practica con su abuelo médico, que vive en Roma. El primer admirador de su nieta, quien le corresponde con la misma e incondicional admiración. “Fui a verlo hace poco, está empezando a sentir algunos dolores debido a la edad y le di un programa de ejercicios y masajes”, cuenta.

Virginia solo tiene una preocupación: que la selección argentina de hándbol no haya clasificado para los Juegos Olímpicos de París. “Pero ya estamos trabajando en los próximos –afirma– . Vamos a vernos en 2028 en Los Ángeles”.