BUENOS AIRES – Sus antepasados venían del norte de Italia, probablemente de Lombardía. Se embarcaron en Génova y forman parte de la gran oleada de inmigrantes que llegaron a la Argentina entre 1880 y 1915.
“O al menos eso cuenta mi tía”, dice Delfina Colombo, actriz, egresada de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de Buenos Aires, e intérprete de Pibitxs del río, obra escrita por Fabián Díaz y dirigida por Iván Moschner.
Sobre su apellido italiano, comenta: “Me gusta cómo suena con mi nombre: una delfina hembra y una paloma”. Heredera de la memoria de quienes, hace tantos años, cruzaron el océano.
Y tal vez sea casualidad, o tal vez no, que el personaje que interpreta represente a alguien que decide lanzarse hacia lo desconocido, como hicieron sus propios ancestros.
La historia se inspira en un hecho real ocurrido durante la pandemia, que en la obra es llamada “la peste”.
Javi, por culpa del aislamiento, queda varado en la provincia del Chaco. Su compañera y su beba recién nacida están en Formosa, separadas de él por un puente sobre las aguas frías y turbulentas del río Bermejo.
El pibe ruega que lo dejen pasar, pero le niegan el permiso. Entonces se tira al río, porque nadar es la única manera de llegar a ellas, pero también una forma de afirmar, hasta las últimas consecuencias, un principio de autodeterminación que en esos meses oscuros parecía un capricho, un lujo que no se podía permitir.
“Es necesario volver a hablar de la pandemia –dice Delfina–. Discutir lo que vivimos”.
La actriz, con su cuerpo andrógino y una gran ductilidad interpretativa, es perfecta para dar vida al extenso monólogo de Javi.
“Y pensar que al principio habían elegido a otra actriz –recuerda con una sonrisa–. Después ella se bajó y entré yo. Ensayamos en 2024, yo estaba embarazada, así que especialmente sensible a una historia que tiene como tema a un padre separado de su hija”.
Sorprende la capacidad de Delfina para encarnar a un pibito chaqueño de clase popular. No solo por cómo reproduce el acento, la forma de hablar y los gestos, sino también por cómo le da dignidad y profundidad a sus pensamientos sencillos, a la total falta de intelectualización, al deseo genuino de estar cerca de las personas que ama. A su gesto extremo, que para algunos puede parecer una locura y para otros, un acto de libertad y resistencia.
La obra sigue en cartel durante junio y julio, los jueves a las 21, en el teatro El Grito de Buenos Aires (Costa Rica 5459, CABA).
Hacé click en la foto principal para ver la galería.