BUENOS AIRES – Antiguas tradiciones para fortalecer los lazos entre los emiliano-romañoles de una orilla y otra del océano. Con esa misión viajaron a la Argentina los sbandieratori y músicos del Niballo - Palio de Faenza (Rávena) a fines de septiembre, gracias a un proyecto financiado por la región Emilia-Romaña y en particular por la Consulta de los emiliano-romañoles en el mundo.
El objetivo era llevar las tradiciones y la cultura local a la comunidad italiana en Buenos Aires, en especial a jóvenes y estudiantes de las escuelas paritarias, y dar a conocer y promover la tradición de la recreación histórica.
El proyecto nació de una idea surgida tras el gran éxito de los talleres didácticos sobre el Niballo - Palio de Faenza realizados en las escuelas de la Región y de la experiencia del año pasado con las presentaciones en París y Lisboa.
El Niballo es una tradición que se remonta a la Edad Media: ya en 1164, el entonces emperador Federico Barbarroja organizó una “justa del Sarraceno”, o sea Aniballo (de allí Niballo), para poner a prueba la habilidad de los faentinos en combate. Hoy el Palio del Niballo se celebra el cuarto domingo de junio y lo disputan cinco barrios de la ciudad.
También la tradición de los sbandieratori se remonta a la Edad Media, pero es más tardía y se desarrolló entre los siglos XIV y XV, en la época de los municipios, en permanente guerra entre sí. Los sbandieratori (o alféreces) eran señaladores en el campo de batalla y su función, además de dar indicaciones a los combatientes, era impedir que el enemigo capturara la bandera. De ahí los ejercicios acrobáticos, que muchas veces incluyen lanzar la bandera al compañero. Con el tiempo, su rol se transformó en una exhibición simbólica y artística.
El mérito del entusiasmo del público juvenil fue para la destreza de los sbandieratori y los músicos: las banderas y los tambores resultaron ser una excelente herramienta de comunicación para acercarse a los chicos, incluso viviendo lejos de Faenza.
La apuesta fue desarrollar aún más el formato ya probado en los últimos años, para llevar las tradiciones culturales emiliano-romañolas a una zona donde son muchísimos los emigrados y sus descendientes.
Los destinatarios del proyecto son justamente los jóvenes de segunda, tercera y cuarta generación, nacidos y criados lejos de la tierra de origen y que pudieron conocer su Región solo a través de los recuerdos de sus abuelos, un relato muchas veces difícil de comprender por estar ligado a un pasado lejano. Es entre ellos donde, según estudios recientes sobre los italianos en el exterior, crece cada vez más el deseo de un camino de redescubrimiento de la identidad de origen.
El proyecto busca alentar este proceso de recuperación de la historia, no solo familiar sino también colectiva. Crear un puente que ponga en contacto a pares que “hablan el mismo idioma”, para hacer más comprensible el intercambio cultural.
La recreación histórica se convierte así en una herramienta clave para valorar y redescubrir las tradiciones histórico-culturales de una comunidad, devolviendo vida a su historia y recreando alrededor de ella pertenencias viejas y nuevas, en un marco de fortalecimiento de la cohesión social y los lazos identitarios.
El Municipio de Faenza lleva años elaborando proyectos para representar con distintos lenguajes las raíces y tradiciones culturales del Palio y, con esta iniciativa, después de las giras europeas del año pasado, busca llevar el fuego de la tradición fuera de nuestro continente, proponiendo un evento sobre la historia cultural y las tradiciones de la recreación histórica como instrumento para valorizar el patrimonio material e inmaterial de la región.
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