BUENOS AIRES – Ayer se celebró el Día Mundial de la Nutella. La fiesta de la crema para untar de chocolate y avellanas coincide con el 5 de febrero.
Se trata de una iniciativa creada en 2007 por Sara Rosso, una bloguera estadounidense apasionada por el producto que, desde 1964, Ferrero produce en su planta de Alba (Cuneo).
En este día, los fanáticos de la Nutella pueden compartir fotos, recuerdos, anécdotas y recetas en las redes sociales, utilizando el hashtag #worldnutelladay o etiquetando @nutellaitalia.
En 60 años (más uno) que lleva en la industria, la Nutella ha sido la merienda favorita (o el sueño prohibido, en tiempos de alimentación saludable) de millones de niños. Untada sobre pan, como decían los anuncios de los años ‘60 y ‘70, comida a cucharadas (excelente como remedio para los amores no correspondidos entre los adultos) o como relleno de crepes, tortas y galletas.
En 2024, para celebrar los 60 años de vida, a la Nutella se le dedicó la muestra Joyn! Un viaggio nel mondo Nutella (“Vení a disfutar un viaje por el mundo Nutella”), en el Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI de Roma (Maxxi), curada por Chiara Bertini, en colaboración con Ferrero.
Según un análisis de Glovo, la app de delivery, el año pasado se entregaron en Italia más de 1 millón de productos Nutella, lo que representa el 37% del consumo total en la compañía.
En Argentina, el grupo Ferrero llegó en 1993, distribuyendo -además de Nutella- Ferrero Rocher, Kinder y Tic Tac. La planta de Ferrero en Argentina se encuentra en Los Cardales, en una zona industrial (con una fuerte presencia de empresas italianas) en la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, la crema se produce en la fábrica de Brasil, en el estado de Minas Gerais, mientras que en 2024 el grupo inauguró en Chile, en Ñiquén (en el centro del país), una segunda planta de procesamiento de avellanas (que aún llegan con cáscara), con una inversión de 75 millones de dólares.
En América Latina, el grupo está presente, además de en Argentina, Brasil y Chile, también en México, Ecuador y Colombia.
Mucho camino ha recorrido, en definitiva, desde aquel lejano 1946, cuando – en plena reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial – los dos hermanos Pietro y Giovanni Ferrero transformaron una pequeña pastelería familiar en una fábrica. Pietro era el técnico (el “científico”, decían en la familia), siempre en busca de nuevas experimentaciones y procesos productivos, Giovanni el genio comercial. Es a él a quien se le debe el nombre Nutella, de “nut” (avellana en inglés), señal de que desde el principio existía la idea de una internacionalización de la marca.
El proceso de internacionalización, de hecho, comenzó ya en 1956, con la apertura de una planta en Alemania, luego en Francia y desde allí en el resto de Europa y en todo el mundo. Sin perder la dimensión familiar, que es la característica del capitalismo italiano. La empresa (que tiene un mercado de 30 mil millones de dólares) sigue, celosamente, en manos de los Ferrero, pasando del hijo de Pietro, Michele, a las de su nieto Giovanni, quien siempre ha rechazado la cotización en Bolsa.