BUENOS AIRES – ¿Qué hacen dos lingüistas y una antropóloga italianas en Buenos Aires? No es el comienzo de un chiste, sino el resultado de un proyecto de la Universidad de Bolonia que llevó a la capital argentina, para un curso de formación superior de posgrado, a docentes, investigadores y estudiantes provenientes de Italia, Brasil y Argentina.
El título del curso —Alimentación y patrimonio cultural: prácticas, memorias, identidades entre Italia, Argentina y Brasil— remite de inmediato a aspectos antropológicos, nutricionales y lingüísticos.
Estos últimos, en particular, están relacionados con la intercomprensión entre lenguas romances, es decir, las estrategias que permiten usar el conocimiento de una lengua (incluidos los dialectos) para comprender otras de la misma familia, incluso sin haberlas estudiado nunca. Por ejemplo, el español y el francés permiten entender el catalán; el italiano y el español, el portugués, y así sucesivamente.
Chiara Scardozzi, antropóloga de la Universidad de Bolonia, es una veterana en la Argentina, especialmente del Chaco, donde realizó trabajo de campo entre 2009 y 2016. “Me ocupé de los conflictos entre criollos y pueblos originarios —explica—. Desde 2022, en cambio, trabajo sobre la alimentación, poniendo en evidencia los modelos de consumo hegemónicos, las dinámicas políticas, económicas y ambientales, las relaciones de poder y sus efectos simbólicos”.
Luisa Bavieri y Ana Beaven forman parte del Centro Lingüístico de la universidad (CLA) y se dedican a la enseñanza del italiano para estudiantes extranjeros. “Introdujimos en el CLA el enfoque basado en la intercomprensión de las lenguas romances —explica Luisa—. En realidad, a nivel intuitivo, siempre existió, pero como metodología surgió en los años 90, en los países escandinavos”. Desde allí se difundió a Alemania y Francia.
“Se refiere sobre todo a la comprensión escrita y se basa en la búsqueda de las palabras transparentes, es decir, aquellas que tienen el mismo significado en varias lenguas, y en la raíz común latina”, continúa Ana.
“Es una estrategia de aproximación que no reemplaza un curso de idioma, pero lo potencia”, afirma Luisa.
En la intercomprensión también se usan los dialectos, dado que este enfoque tiene un fundamento antropológico: todas las lenguas y todas las culturas tienen la misma dignidad. “Además, en un momento histórico tan ‘cruel’ —dice Chiara— en el que la identidad sirve para levantar barreras, estos procesos hacen prevalecer la cooperación”.
Agrega Ana: “Sirven para darse cuenta de que el conocimiento se construye en conjunto”.
En el curso participaron también, como docentes, Gloria Sammartino (antropóloga de la Universidad de Buenos Aires) y Anelise Rizzolo (Universidad de Brasilia).