BUENOS AIRES – La décima audiencia del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, celebrada hoy, agravó aún más la posición del ex médico personal del campeón, Leopoldo Luque, ya imputado en la causa.

Varios testigos declararon que fue el propio Luque quien decidió operar a Maradona de la cabeza veinte días antes de su fallecimiento, a pesar del parecer contrario de otros especialistas involucrados en la evaluación médica.

Uno de los pasajes más significativos fue el relato del doctor Flavio José Tunessi, traumatólogo del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, que seguía de cerca a Diego en los días previos a la operación.

Tunessi, quien también prestaba servicios en el Sanatorio IPENSA, afirmó haber advertido un rápido empeoramiento de las condiciones de Maradona hacia fines de octubre de 2020. Al estar en contacto directo con Luque desde la llegada de Diego al club, formaba parte del equipo médico convocado para evaluar la situación.

Según lo expuesto en la sala, los médicos Marcos Correa, Guillermo Pablo Burry y el neurólogo César Miguel Cesarini —todos ellos involucrados en el análisis de la tomografía— coincidieron en que el hematoma detectado era crónico, por lo que no justificaba el cuadro clínico del paciente y, sobre todo, no requería una intervención urgente.

No obstante, Luque decidió de manera unilateral someter a Diego a la operación, desoyendo las valoraciones del equipo de IPENSA. “Yo le dije claramente que para nosotros el hematoma no era quirúrgico —relató Tunessi—, pero él insistió en que lo trasladaría para operarlo. Y yo le respondí: ‘A partir de acá, nosotros no seguimos’”.

También el neurólogo Burry confirmó que su recomendación era optar por tratamientos farmacológicos y un monitoreo constante. “No había emergencia —reiteró—. Si hubiera sido necesario, podríamos haber operado, pero en ese momento la prioridad era estabilizar al paciente”.

Sin embargo, por decisión de Luque, Maradona fue trasladado de inmediato a la Clínica Olivos, donde finalmente fue operado. Los testigos subrayaron los riesgos de esa elección: posibilidad de infecciones, complicaciones por la anestesia y un postoperatorio complejo.

La operación concluyó aparentemente con éxito y Luque, pocas horas después, se presentó ante los medios para tranquilizar a la opinión pública, exhibiendo una foto junto a un Diego sonriente.

Pero un detalle revelado durante la audiencia dio un giro a las certezas: Luque no participó en absoluto de la intervención. Fueron cinco médicos de la Clínica Olivos quienes realizaron la operación y le impidieron intervenir.

Las razones por las que se atribuyó públicamente el mérito del éxito quirúrgico aún deben aclararse y serán objeto de las próximas audiencias.