ROMA – En los últimos días, la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado italiano avanzó en la modificación del llamado decreto Tajani, que cambia las condiciones para obtener la ciudadanía italiana por descendencia (es decir, la que se transmite por padre, madre o abuelos italianos).
Estas modificaciones afectan a miles de descendientes de italianos en el exterior, en especial en América Latina. Muchos temen que las nuevas disposiciones vuelvan mucho más difícil el acceso al reconocimiento de la ciudadanía, incluso para quienes tienen fuertes lazos familiares con Italia.
Durante la reunión se aprobaron varias enmiendas (es decir, cambios) al texto original, en particular al artículo 1, que es el núcleo de la reforma.
El cambio más relevante (el número 1.500) establece que todas las solicitudes de ciudadanía presentadas antes de la entrada en vigor de la nueva ley se seguirán tramitando con las reglas anteriores. Con esto se busca evitar conflictos legales y proteger a quienes ya iniciaron el trámite, ya que aplicar la ley de forma retroactiva habría generado objeciones de constitucionalidad.
También se eliminó una parte del decreto que permitía al Estado extender hasta tres años el tiempo para resolver los expedientes. Ahora, los plazos deberían mantenerse más acotados.
Se confirmó, sin embargo, el requisito del idioma: quienes pidan la ciudadanía deberán acreditar conocimientos de italiano en un nivel B1 como mínimo. Esta cláusula fue aprobada pese a la opinión en contra -no vinculante- de la Comisión de Presupuesto.
Otros cambios aprobados fueron ajustes menores de redacción, sin impacto en el contenido de fondo. Varios otros emendamenti, tanto del oficialismo como de la oposición, fueron rechazados o convertidos en simples recomendaciones sin efecto legal.
Algunas propuestas del gobierno para endurecer aún más la ley tampoco prosperaron, lo que muestra que hubo negociaciones para moderar el alcance de la reforma.
Aun así, el texto mantiene una línea más restrictiva en general y es probable que esa orientación se mantenga en la versión definitiva de la ley.
Por ejemplo, sigue en pie la exigencia de que el progenitor italiano haya residido en Italia y que no tenga doble ciudadanía, sino únicamente la italiana.
Franco Tirelli, diputado del MAIE por América Latina, quiso aclarar ciertos puntos: “Veo mucha confusión entre los ítalo-argentinos sobre los cambios que afectan a hijos mayores y menores de ciudadanos italianos”.
Según el texto actual, se reconocerá la ciudadanía a los hijos y nietos mayores de edad de ciudadanos italianos nacidos en Italia, siempre que tengan únicamente la ciudadanía italiana. Los hijos menores de edad podrán seguir siendo inscriptos como ciudadanos italianos hasta el 31 de mayo de 2026. En el caso de los menores nacidos después del 27 de marzo de 2025, deberán ser inscriptos dentro del año desde su nacimiento.
La ley todavía debe ser aprobada primero en el Senado y luego en la Cámara de Diputados. “De todos modos, una vez que el proceso parlamentario termine, vamos a seguir peleando en la Justicia para lograr un fallo que declare la inconstitucionalidad de esta norma”, aseguró Tirelli.