BAHÍA BLANCA – “En mi vida imaginé muchas cosas, pero nunca que me encontraría con el agua hasta la mitad de la pierna tratando de salvar computadoras y carpetas de documentos... y sin botas de goma”. Ahora lo cuenta con humor, pero el cónsul italiano en Bahía Blanca, Nicola Bazzani, admite que vivió momentos muy difíciles.
El 7 de marzo, el día del desastre, había permitido a los empleados trabajar desde sus casas por seguridad. “Pero vivo cerca del consulado y, en una pausa de la lluvia, decidí acercarme a la sede para verificar que todo estuviera bien”, relata.
En pocas horas, la situación empeoró drásticamente. Se habían pronosticado 200 milímetros de lluvia, pero cayeron 400, lo que provocó el desborde de dos pequeños arroyos.
El agua fluyó hacia el centro, justo en la zona del Consulado, elevando el nivel en las calles hasta metro y medio. “Pero no fue eso lo que inundó el edificio, ya que está elevado con respecto a la calle –explica Bazzani–. El agua entró por los desagües cloacales: se trataba de aguas residuales, con todos los riesgos de contaminación que eso implica”.
A pesar de la situación, el cónsul logró cortar la electricidad y poner a resguardo computadoras, equipos electrónicos y la mayor cantidad posible de carpetas con datos personales. Recién a las siete de la tarde el agua comenzó a retirarse y pudo volver a su casa.
La mayor parte del archivo pudo ser salvado. (Foto: Instagram del Consulado)
Las áreas más afectadas fueron el centro (donde se encuentra el Consulado), la zona portuaria y los barrios White y General Cerri. Justamente en estos últimos se distribuyó la mayor parte de la ayuda estatal.
“La electricidad se ha restablecido casi en su totalidad, pero en el centro aún hay edificios sin luz ni agua, o con agua contaminada –explica el cónsul–. En White vive una comunidad italo-argentina muy importante, originaria de la isla de Ponza. Las familias sufrieron grandes daños, pero afortunadamente no hubo víctimas fatales”.
Tampoco hay ciudadanos italianos entre los desaparecidos, según confirma Bazzani. “Hasta el momento no tenemos reportes, pero seguimos verificando con el listado de inscriptos en el AIRE”, añade.
Los seis jóvenes voluntarios del Servicio Civil Universal que trabajan en la ciudad, pertenecientes al Modavi (Movimiento de Asociaciones de Voluntariado Italiano), están bien, al igual que los tres misioneros de la Fundación Koinonia San Giovanni Battista (dos monjas y un sacerdote). “De hecho, todos se ofrecieron para ayudar”, cuenta el cónsul.
Desde el lunes pasado, la sede consular está cerrada no solo por razones de seguridad estructural, sino también por higiene, para evitar la exposición a gases tóxicos. “Un grupo reducido de empleados y yo trabajamos el fin de semana para salvar la mayor cantidad de material posible –explica Bazzani–. Lo hicimos de manera totalmente voluntaria. Conseguimos una bomba de agua y un generador de emergencia. Retiramos los muebles y realizamos un tercer ciclo de sanitización con amoníaco. Hay que agradecer a la empresa Eco-Ambiental, cuyos socios, descendientes de italianos, nos ofrecieron su ayuda de inmediato”.
El Consulado quedó inundado por aguas residuales. (Foto: Instagram del Consulado).
Bazzani se muestra impresionado por la gran respuesta solidaria de los argentinos e italo-argentinos. En Buenos Aires y en otras partes del país, se organizaron rápidamente colectas de bienes de primera necesidad para los damnificados. “Acá en la ciudad, más de 2000 personas se inscribieron en las listas municipales de voluntarios”, destaca.
El lunes, la sede consular debería estar operativa nuevamente, y el cónsul y su equipo volverán al trabajo. “Debemos ocuparnos del sector del archivo dañado –dice–. Afortunadamente, solo el 15-20% del total fue afectado y ya contactamos a una empresa especializada que restaurará todo lo posible”.
Por suerte, la parte más reciente del archivo estaba digitalizada y los datos están a salvo. “Irónicamente, justo estos días íbamos a firmar el contrato para digitalizar todo el material restante”, comenta Bazzani.
El objetivo es avanzar rápido. “Espero poder anunciar el martes la reapertura de la sede, aunque con horario reducido, y la reanudación de los servicios –afirma con optimismo–. Por ahora, atenderemos trámites como legalizaciones, notificaciones y subsidios. Tan pronto como sea posible, retomaremos la emisión de pasaportes, documentos de identidad y trámites de ciudadanía”.
El cónsul tranquiliza a los ciudadanos: “Ningún turno se perderá. Solo pedimos un poco de paciencia y los reprogramaremos a todos”. Además, destaca con orgullo: “Nuestro servicio telefónico nunca dejó de funcionar. Incluso gestionamos el caso de una persona que parecía desaparecida en los Andes, en el sur de Argentina. Por suerte, fue encontrada. Debíamos dar una respuesta a sus familiares en Italia, que estaban angustiados, a pesar de que nosotros mismos estábamos en una situación complicada”.
Mientras tanto, Bahía Blanca trata de volver a la normalidad. Las prioridades ahora son retirar los muebles dañados de las calles y continuar con la sanitización, ya que el riesgo de contaminación bacteriana y por sustancias tóxicas sigue presente.
“No hubo una crisis alimentaria ni saqueos a supermercados –comenta Bazzani–. Claro que hay inconvenientes, con comercios abiertos de manera irregular, pero cada día que pasa, a medida que se restablecen la luz y el agua, la situación mejora. Lo mismo ocurre con las escuelas”. Los centros de salud están operativos, al igual que los hospitales, aunque han suspendido las cirugías programadas para priorizar las emergencias. Incluso las clínicas privadas ofrecieron su apoyo en caso de ser necesario.