BUENOS AIRES - Es 1992. Diego Armando Maradona le regaló un mundial a la Argentina hace seis años y ahora juega en el Sevilla de España. Dejó el Napoli en medio de polémicas por sus lesiones y sus consumos.

Carlos Saúl Menem llegó al poder hace casi tres años. El riojano, que para muchos representaba una esperanza, sigue a rajatabla los mandamientos del Consenso de Washington e implementa políticas neoliberales que incluyen privatizaciones, apertura comercial, achicamiento del Estado y eliminación de prestaciones sociales.

La situación de los jubilados en Argentina comienza a verse afectada por esas políticas. En poco tiempo el sistema jubilatorio pasará a ser privado: el gobierno busca transferirlo para reducir el gasto público. Para convencer a la sociedad, prometerá que el nuevo sistema traerá mayor eficiencia y capitalización individual. Los críticos argumentarán, en cambio, que esto precarizaría a los jubilados futuros.

Nadie sabe que esas políticas culminarían en el estallido social del 2001. Pero empiezan a tejerse resistencias.

Es octubre. En Buenos Aires la primavera comenzó hace casi un mes. Maradona, de remera de manga corta blanca y pantalón negro, avanza por las calles del centro porteño. Tiene que caminar las cinco cuadras que separan los Tribunales de la sede del Círculo de Periodistas Deportivos. Lleva meses escapando de los flashes: lo persiguen deudas, denuncias y el fantasma de una carrera que empieza a desmoronarse.

En la esquina de Lavalle y Talcahuano, el destino lo intercepta. Una manifestación de jubilados bloquea el tránsito.

Menem -que ya buscaba cambiar la Constitución para conseguir la reelección en 1995- acaba de vetar un artículo que establecía que los fondos objetivos por la privatización de YPF debían ser asignados “exclusivamente” para aumentar los haberes jubilatorios.

“Diego, necesitamos saber si estás con nosotros”, le dice un jubilado al futbolista, que se encuentra rodeado de un grupos de periodistas y manifestantes que caminan a su par. Maradona está molesto. En medio del tumulto, una persona ajena a la manifestación le robó la gorra que llevaba puesta.

Con Diego en llamas, y con los periodistas acercándole el micrófono mientras sigue caminando, se llega a escuchar: “Me duele más que a vos, mirá si no voy a bancar a los jubilados. Yo defiendo a los jubilados, cómo no los voy a defender. Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”.

Diego sigue enojado. Uno de los periodistas le pregunta por qué. “Porque el estúpido este dice que yo no grito por los jubilados. A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza”, fue su respuesta.

El tiempo de las hinchadas

Primeros meses del 2025. Gobierna Javier Milei. Luego de décadas de intervencionismo estatal, la nueva gestión del líder de extrema derecha retoma la misma senda que en su momento tomó Carlos Menem. La inflación oficial baja, pero aumenta la pobreza y la informalidad y se licúan los salarios, que no consiguen alcanzar el ritmo de la acelerada de precios provocada al inicio de la gestión libertaria por una devaluación casi sin precedentes.

Maradona murió hace cuatro años. Su funeral fue un duelo nacional. Justo ayer comenzó el proceso sobre las responsabilidades de los médicos que lo tenían a su cargo.Con él, pareció apagarse la voz política del fútbol. Los jugadores, temerosos de cancelaciones o simplemente cómodos en el rol de influencers, evitan tomar posturas.

Es el tiempo de las hinchadas.

Durante el último año, los jubilados marchan cada miércoles frente al Congreso nacional, ubicado en el centro porteño. No sufren solo por su bajas jubilaciones, sino también por la quita de un sinfín de programas sociales, que incluyen el fin de la cobertura de algunos medicamentos y de la devolución del IVA de  alimentos y artículos de primera necesidad.

Una pregunta ronda a muchos: ¿Por qué son solo los jubilados los que resisten a este gobierno?

A través de represión y quita de planes sociales a quienes se manifiestan, el gobierno logró disminuir las protestas.

Los jubilados no tienen planes sociales. Pero hay palos para todos: la policía les tira gases lacrimógenos sin ningún tipo de reparo.

Algunos dicen que los jubilados de hoy son los militantes de los setenta. Que conocen la calle, que tienen aguante. Que también vivieron el 2001. Que saben que nadie se salva solo.

No importan los palos. Los jubilados siguen marchando. Siguen siendo los únicos. A principios de marzo, aparece en redes sociales un flyer. “El próximo miércoles los hinchas de Chacarita acompañaremos a los jubilados. Basta de pegarle a los viejos”. Lo hacen en apoyo a Carlos, un jubilado seguidor de "Chaca" que fue reprimido por la policia.

Es miércoles 5 de marzo. Varios móviles de TV rodean a un hincha frente al Congreso. “Es una vergüenza lo que está pasando”, dice. La policía, de nuevo, reprime a los jubilados.

El jueves 6 la noticia llega a otras hinchadas. Empiezan a sumarse. Hoy van a ser más de 20 las que acompañarán a los jubilados: las de Boca, Ferro y San Lorenzo son solo algunas. La consigna de la convocatoria es conocida: “Cómo no los voy a defender? tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”.

También se sumarán motociclistas, organizaciones de derechos humanos, sindicatos y trabajadores estatales de salud, como trabajadores del Hospital Laura Bonaparte, que instalarán carpas con atención primaria.

El Gobierno de Javier Milei se pronuncia. Según un comunicado publicado en redes sociales, en el que llama “barrabravas” a los hinchas, afirma que implementará “estrictas medidas para garantizar el orden y la seguridad pública”.

Cita el artículo 194 del Código Penal: “El que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicaciones, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a dos años”.

Y finaliza: Se insta a todos los participantes de la marcha a expresarse de manera pacífica y dentro del marco de la legalidad. Ministerio de Seguridad Nacional.

Los fanáticos de Chacarita salen a contestar: “En respuesta al comunicado amenazante por parte de la señora ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, le comunicamos que nos chupa tres huevos. Atentamente, la hinchada del pueblo".

Treinta años después, las luchas son las mismas. Los partidos se juegan en las calles. Los ídolos, los jubilados.