CAMPOBASSO – Empezó a pintar hace poco, y sin embargo su arte parece transmitir mensajes estructurados y profundos. Para ella, el arte es un medio para poner en duda la verdad, descomponerla y observarla desde distintos puntos de vista; una invitación a “no aceptar todo sin antes hacerse preguntas”. Y es justamente de la duda, de la incertidumbre y de lo fantástico —inmenso y espiritual— de donde nace su creatividad.

Silvana Maravillosa Biancale es una pintora venezolana de orígenes italianos y yugoslavos. Hace seis años que vive de manera estable en Italia, en Campobasso, donde en los próximos días inaugurará Amor y Arte, su primera exposición individual: una recopilación de unas cincuenta obras que la artista realizó durante el último año.

La muestra está curada por José Manuel de Belda Mora, pintor ítalo-venezolano a quien Biancale conoció durante la exposición Ogni Paese è Mondo, realizada en Campobasso en mayo. “El visitante será transportado a un viaje entre selvas y bosques tropicales, por senderos sombríos y húmedos que se abren hacia llanuras donde se adivinan paisajes geológicos y cósmicos. Estos espacios están habitados por espíritus que se acercan y se alejan, observando a los habitantes de esta dimensión: nosotros, los espectadores, que habitamos sus cuadros a través de la mirada”, comentó el curador.

En efecto, las obras de Silvana Maravillosa Biancale se presentan como un flujo ininterrumpido de imágenes que parecen surgir de sueños y visiones interiores. Su pintura es joven, instintiva —la artista declaró que se acercó al mundo del arte recién el año pasado—, pero al mismo tiempo está cargada de símbolos y de capas emocionales.

Su lenguaje oscila constantemente entre lo figurativo y lo abstracto. “Muchas veces la inspiración me llega en los sueños: me duermo y al despertar tengo imágenes nítidas que necesito pintar sí o sí —contó la artista—. Otras veces surge cuando estoy muy feliz, como si la alegría se transformara en colores”.

Así, si por un lado en sus obras aparecen elementos reconocibles —como rostros descompuestos, ojos abiertos, corazones o árboles que se recortan sobre cielos nocturnos—, por otro, esos mismos elementos se disuelven en vórtices cromáticos, chorreados y campos de color intensos que trascienden la realidad.

“Siento como si la pintura no fuera mía, como si surgiera desde adentro, espontáneamente. Hasta la mano izquierda, que nunca usaba, ahora pinta. Por eso digo que no soy yo quien hace los cuadros: es como si esa energía que llevo dentro se manifestara sola en el lienzo”.

Algunas de las obras que expuestas.

Como se puede ver en estas imágenes, el color es el verdadero protagonista de su arte: intenso, saturado, contrastado. A veces fluye libremente en goteos y capas superpuestas, evocando la urgencia de un gesto liberador; otras veces se organiza en formas más definidas, capaces de expresar sentimientos íntimos como el amor, la nostalgia, la alegría o el deseo.

En sus lienzos se repiten figuras simbólicas que remiten al universo onírico, como ojos que miran hacia adentro y hacia afuera, rostros fragmentados que parecen reflejar la identidad múltiple del ser humano, paisajes cósmicos que evocan el infinito. En este entramado de signos y colores, el espectador no solo es invitado a mirar, sino también a dejarse atravesar por las emociones, casi como si se convirtiera en parte del propio proceso creativo.

“Son imágenes que vienen del alma... a veces paisajes, a veces visiones que no sé dónde ubicar —explicó la pintora—. También hay una figura humana que me inspira profundamente: no sé por qué, pero siento que se trata de un lazo del alma, de esta vida o de otras”.

Para quienes quieran emprender este viaje artístico y sensorial entre lo onírico y la realidad, Amor y Arte, en el Círculo Sannitico de Campobasso, permanecerá abierta hasta el 12 de octubre, de 9 de la mañana a 9 de la noche. La entrada es libre y gratuita.